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La música no tiene fronteras

Colaboración especial de Leslie Santos


La música no tiene fronteras a pesar que exista una a lo largo y ancho de Tijuana, acero de línea interminable, me encuentro en playas de Tijuana, dos o tres metros hacia el mar termina lo interminable pero no el paso de migrantes que buscan el famoso sueño americano, algunos se quedan en el camino de las drogas, otros se quedan trabajando de lo que salga, algunos “triunfan”, algunos visitan a su familiar, que duro, que duro es…


Éste viaje me dejó con el jet lag emocional desproporcionado… desfilan de tres o cuatro, la tuba, el bajo sexto, el acordeón, el corazón se hace chiquito mirando de lejos a las personas, observando la esquina de Latinoamérica la música aterriza para conseguir orgullo, sonrisa, esperanza.


“Trabaje y trabaje

Tengo muchos días

Que no miro el sol

Mis hijos son grandes

Y no les entiendo

No hablan español”


Vengo del lugar de la trova, hablamos de faisanes y venados, amor, romance, del Puruxon Cauich pero nada como el corrido de Juan que me quedo como soundtrack de este viaje.


Los grupos de banda desfilan en el malecón de playas de Tijuana, Los Deportados formado por José Asunción (tuba), Eduardo Hurtado (bajo sexto) y Eloy Santana (acordeón) originarios del sur de Puebla y Cuernavaca, la canción la cobran a 150 pesos: “queremos cruzar pero legalmente, estamos esperando sacar visa”.


“Como quiera soy amigo

Y también mexicano

Mexicano Hasta El Tope

La vida no es fácil

Y menos acá

Lo que dicen no es cierto

Nomás de acordarme

Las miles de cruces

Que vi en el desierto”


(Esta canción la estaban tocando mientras un señor mayor con su familia caminaba por la playa y el malecón) Calibre 50 Corrido de Juanito.



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